Reseña #1 Manifiesto de un corazón color Altazor

Erwin Ricardo Cuevas

A modo de presentación y bienvenida de esta nueva sección de reseñas, pensaba en la manera correcta de dirigirme a ustedes. Después de meditarlo un poco, me gustaría hablar en primera persona, haciéndome responsable de mis palabras y de las reseñas venideras, pero también para que sepan que la sinceridad radicará como eje principal de la crítica, siempre con argumentos e intentando brindar apoyo a ustedes queridos lectores.

El espacio que ocupa esta semana es para un libro qué, tiene sus pros y sus contras al momento de poner atención en sus primeras líneas; por ello les sugiero que se despidan de toda creencia anterior de poesía y acercarse más, como cuando nos acercamos a una canción de un género desconocido, por ejemplo, cómo cuando el Jazz emergió siendo un hijo desconocido por el canon y que sin embargo, a pesar de su resistencia sucumbió para otorgarnos uno de los grandes géneros musicales en la historia de la música.

 Así de petulante es Altazor.

Afortunadamente cuando se atraviesa ese umbral surge el diamante creacionista de Vicente Huidobro; una conspiración íntima con el lenguaje poético, una mina estrecha por donde pasa el espíritu aventurero. Paciencia y sagacidad es lo que necesita el poema que revolucionó la poesía del siglo xx y que, hasta nuestros días, sigue siendo ese santo grial de la imagen poética y de la trasformación mística de la poesía.

El texto básicamente es un viaje en paracaídas, un viaje del yo poético que tiene por adjetivo perfecto; furia desbocada de la transformación de la metáfora.

La imagen y los largos encabalgamientos son definitivamente reveladores, destacando siempre su lírica que fonéticamente mantiene el ritmo constante, además que siempre apela a una imagen accesible para el lector. Exceptuando, talvez, el último canto, pero te reto a ti, querido lector, a qué veas la transformación del hombre a su origen primitivo cósmico.

Por último, quiero recalcar la fuerza filosófica del poema, una lucha constante del yo lírico, con el lector qué siempre está misteriosamente presente. Es como si fuera una confrontación con toda la historia mística y metafísica del espíritu humano.

Te dejo un par de versos que te ayudarán a elegir si quieres hacer de esta una lectura futura:

 

Que Dios sea Dios

0 Satán sea Dios
0 ambos sean miedo nocturna ignorancia
Lo mismo da
Que sea la Vía Láctea
0 una procesión que asciende en pos de la verdad

Hoy me es igual
Traedme una hora que vivir
Traedme un amor pescado por la oreja
Y echadlo aquí a morir ante mis ojos
Que yo caiga por el mundo a toda máquina

Que yo corra por el universo a toda estrella
Que me hunda o me eleve
Lanzado sin piedad entre planetas y catástrofes
Señor Dios si tú existes es a mí a quien lo debes

 

Vicente Huidobro, Altazor, Pag 77, Cátedra

 

Cada uno de los siete cantos que lo conforman es un viaje diferente por la psicosis poética del yo. Muchos críticos han tratado de descifrar el tiempo y el espacio dónde se forja el poema y algunos han referido que es el viaje en paracaídas de cristo hacia la condición humana. Nada está asegurado.

Nota: Lo escrito anteriormente no representa la postura del medio, por lo que el autor es responsable de sus palabras.

DBG.

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