Los misterios de la lengua

Por: Erwin Cuevas

Esta semana estaba por salir mi reseña sobre Michael Augustin sobre su poemario “Los poemas no leen poemas”, sin embargo, llegó a mi mente si es indicado reseñar solo libros que son muy buenos; tanto contemporáneos cómo clásicos. 

Así que me di a la tarea de recordar alguna novela u obra que me hubiera parecido un verdadero desastre al momento de su publicación, es decir; una obra que no estuviera lista para publicarse, pero tal vez el ego de cartón del autor o del editor lo cegara y esa obra saliera a la luz sin tener pies ni cabeza.

Y recordé “Los misterios de la pasión” de Esteban Ascencio.

Aunque a veces también es difícil saber si esas son las razones. Se intuye porque en este medio, queridos lectores, lo que más abunda en las obras contemporáneas es una obstinación de los editores por publicar algo de un amigo o de un cuate.

Lamentablemente no todos podemos ser escritores. Y lo aceptamos, pero hay otros que no entienden eso, y siguen el camino de la literatura con vanidad y arrogancia más que con humildad y técnica. Estos son los resultados de todo esto.

Y es por ello que resulta muy difícil hablar de una obra publicada en 2018 aproximadamente, que de plano y sin más; es mala y lo que le sigue.

En principio tiene un inicio interesante y la trama me parece que tiene mucho potencial. Sin embargo, la técnica de escritura deja mucho que desear.

Para ello quiero aclarar que existen obras difíciles de abordar por lo cual se necesita ser más que apasionado lector para llegar a terminar un texto que tiene todos los indicios de ser una obra cerebral dónde el proceso de digestión lectora, por llamarlo de algún modo, es mucho más lento, por ello son obras que se necesitan leer con mucha paciencia y con un diccionario al lado.

 Lamentablemente esta obra no es una de ellas.

La novela se desarrolla en Iztapalapa de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, una transición verdaderamente interesante en nuestra historia, pues dado ello podemos ver el reflejo contemporáneo del barrio en la Ciudad de México; la pobreza, la desigualdad, el chantaje, el abuso, la caridad, la humildad y el sacrificio.

Esos tópicos que pudieran llevarnos a una obra espectacular por su relación directa con el México contemporáneo, pero pierde efecto o encanto al tener personajes demasiado acartonados e inverosímiles como; un doctor, una música, un físico, un escritor, entre otros.

Todos parecen ser personajes ilustres y sabios poseedores de una verdad que sólo y exclusivamente a ellos les fue revelada mismos que hablan como catedráticos, y que además siempre se justifican, no importa el personaje, con que así lo decía su madre o su padre, algo que en lectura es demasiado redundante no son voces de personajes, el el mismo autor que habla a través de ellos.

Seguido de la mal estructuración lingüística que tiene, esta novela definitivamente no es para un lector común, si no para un profesional con años de experiencia en lingüística para desentramar error tras error.

Vayamos a un ejemplo:

“El amor es, aunque él piense como Proust, que debe permanecer dentro de ciertos límites”.

Tenemos una oración copulativa dividida: El amor es.

Su norma general eficiente de comunicación esperaría su complemento directo, qué es aquello qué es el amor. Pero en lugar de ello tenemos una oración relativa que no está bien estipulado cual de los dos verbos será el modificador. En este caso la solución sería:

El amor debe permanecer dentro de ciertos límites. O, El amor es dentro de ciertos límites.

Además, encontramos una oración enunciativa entre las comas, que es el hombre que está contando la historia que se toma una pausa discursiva para recordar quién es el personaje que narra, aquí el autor se decanta por utilizar una expresión culta, como lo es la conjunción concesiva, que la utiliza para hacer una oración concesiva enunciativa.

Por ejemplo:

Aunque no lo creas, ayer puede entrar a la final del partido.

En este caso tiene la forma de enunciación aunque no haya puesto la enunciación completa Aunque no lo creas, por lo que el autor probablemente quiso decir,

Aunque no lo creas, el piensa como Proust.

Te digo que o te comunico que el piensa como Proust.

Realmente toda la novela esta repleta de estas minucias sintácticas.

Esta es una lectura para explicar el correcto uso de la escritura pues en cada página encontrarnos rimbombancias, mal empleo de las oraciones subordinadas, verbos transitivos. Termina por ser muy entretenido ver todos estos errores básicos de escritura.

No les recomiendo que la lean, pero si quieren ser editores o repasar sus clases de español es un buen libro para practicar.


Nota: Lo escrito anteriormente no representa la postura del medio, por lo que el autor es responsable de sus palabras.


DBG.

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